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¿Odias el cilantro? Culpa a tus genes

Los humanos no solo tenemos diferencias genéticas que se ven a simple vista, como el color de ojos, de pelo o nuestra altura, si no que somos distintos genéticamente en todo nuestro organismo. Es por esto que algunas personas tienen ciertas enfermedades hereditarias o tal vez tienen una predisposición mayor a padecer ciertos trastornos. En este artículo hablaremos de una de las diferencias genéticas que quizás no conocías: el sabor del cilantro.


 

Estudios sobre la genética del cilantro


La aversión al cilantro es un fenómeno intrigante que ha sido objeto de estudio en la ciencia alimentaria y la genética. Se trata de una percepción divergente en la que, para algunos, el cilantro es una hierba fresca y aromática que mejora el sabor de los platos, mientras que para otros, su sabor se describe como desagradable, a menudo asociado con notas jabonosas o metálicas.


Citrantro, también llamado Coriandrum sativum
Citrantro, también llamado Coriandrum sativum

Muchos estudios apuntan a que la aversión al cilantro podría tener un componente genético. Se han identificado ciertos genes relacionados con la percepción de compuestos químicos específicos presentes en el cilantro. Uno de los genes implicados en esta percepción es el OR6A2, un gen receptor de olores que influye en cómo ciertas personas interpretan los compuestos volátiles del cilantro. Estudios han demostrado que las variaciones genéticas en este gen pueden influir en la manera en que se percibe el cilantro, lo que sugiere una posible predisposición genética a encontrar el sabor del cilantro desagradable para ciertos individuos.


 

Factores culturales


Sin embargo, no todo se reduce a la genética. La cultura y las experiencias individuales también juegan un papel importante.Por ejemplo, en culturas como la latinoamericana, donde el cilantro es una hierba comúnmente utilizada en la cocina, las personas pueden haberse familiarizado con su sabor desde una edad temprana, lo que puede llevar a una mayor aceptación del mismo, independientemente de su composición genética.


Además, las preferencias alimenticias pueden cambiar con el tiempo debido a la exposición continua a diferentes sabores y alimentos. Esto significa que la aceptación o rechazo del cilantro puede ser moldeada por nuestras experiencias y exposición a este ingrediente.



 

Otros estudios


Este odio hacia el sabor del cilantro en algunos individuos no es un hecho aislado. En la comunidad científica, se están llevando a cabo estudios sobre cómo los genes pueden influir en la percepción de otros sabores, como el amargor, la dulzura o la sensibilidad al picante, lo que sugiere que la genética juega un papel crucial en la variabilidad de las preferencias sensoriales individuales.


El sabor y picante de muchas especias han cambiado a lo largo de los años
El sabor y picante de muchas especias han cambiado a lo largo de los años

En resumen, si bien la genética puede influir en el rechazo al cilantro, la percepción del sabor es un fenómeno complejo y multifacético. La aversión o preferencia por el cilantro se ve afectada por una combinación de factores genéticos, culturales, ambientales y experiencias individuales, que contribuyen a la manera en que cada persona percibe y disfruta de este ingrediente culinario.


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